Descubren el primer poblamiento en el Castillo de Morella

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La población se habría ubicado de forma estable en la muela donde ahora está el castillo hace entre 5.000 y 7.000 años
El estudio arqueológico de la cueva de Absis ha encontrado restos humanos, cerámicas hechas a mano, sílex, carbones y fauna
Los orígenes de Morella se remontan a la prehistoria reciente con una antigüedad de, al menos, cinco milenios

La muela del Castillo de Morella alberga un nuevo yacimiento arqueológico que se estudia en estos momentos. Se trata de la cueva de Absis y muestra a quienes podrían ser los primeros pobladores de forma estable en este sitio. El lunes 4 de abril se iniciaron los trabajos de campo en esta brecha de la roca donde se ubica el principal monumento de la ciudad con la financiación de la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana y la colaboración del ayuntamiento de Morella. Hasta el momento, el equipo ha encontrado restos humanos, cerámicos, sílex, carbones y fauna, que se podrían datar a lo largo del período neolítico entre el tercer y quinto milenio antes de nuestra era.

El alcalde de Morella, Rhamsés Ripollés, ha destacado que “es un hallazgo muy importante que ayudará a saber cómo vivían las primeras personas que habitaron en el Castell de Morella” y ha aprovechado para “agradecer el trabajo del equipo arqueológico por su dedicación y cuidado en estas tareas que nos ayudan a saber más sobre nuestro pasado”. El edil ha remarcado que «es un hallazgo de primer nivel para nuestra ciudad y estamos delante de los primeros pobladores de forma estable en Morella».

Asimismo, el arqueólogo, Ramiro Pérez, ha explicado que «hace años que estudiamos los restos de esta diaclasa y ya en el año 2002 se publicaron los primeros estudios de los restos encontrados en la boca». También ha detallado que «tenemos indicios de la importancia del hallazgo y así se corrobora con el trabajo realizado en los últimos días» y ha añadido que «el posterior análisis todavía nos aportará más información y gratas sorpresas». Ramiro ha subrayado que «se confirma un lugar con población durante milenios y que, además, se preservan en un sitio como el castillo con todos los episodios bélicos que ha tenido». «Es muy destacable en el mundo de la arqueología y, por suerte, ahora podremos estudiar, ya que han sobrevivido a estos episodios» ha concluido.

Los estudios de los restos descubiertos durante los últimos días se realizan de forma interdisciplinaria. De esta forma, equipos especializados estudian cada uno de los restos encontrados y que muestran la riqueza del yacimiento. Así, el antropólogo se encarga del estudio de los carbones, el forense de los restos humanos y distintos especialistas en la fauna, microfauna y en las herramientas líticas y la cerámica. Además, también se realizan las dataciones absolutas por radiocarbono. Sin embargo, sin haber realizado estos estudios, desde el equipo avanzan que la cavidad tenía un uso funerario, así como otros usos y proporciona evidencias de ser el primer poblamiento conocido en la muela del Castillo de Morella.

A principios de julio del año 2018, durante labores de reparación de las protecciones que cubren la diaclasa, cayeron algunas herramientas para la sima, de modo que Ernesto Barreda, de la brigada municipal de obras y con experiencia en espeleología, descendió para recuperarlas. Al descender, comprobó cómo la cueva llegaba hasta la parte inferior de la muela. Se podía acceder por la parte superior y salir por la inferior, por lo que realizó todo el recorrido. A media altura de la diaclasa identificó un paquete sedimentario que contiene restos humanos. A partir de ese momento se redactan, por parte del equipo director de los trabajos, diferentes informes y propuestas de intervención para recuperar los restos con metodología arqueológica debido al peligro que desaparecieron fruto de la erosión provocada por la lluvia.

Cabe recordar que el hallazgo de materiales arqueológicos en la boca de esta cavidad ha sido constante a lo largo de los últimos años. Joaquim Andrés ya recogió restos en esta zona y los publicó en el año 2002. Estos restos ya apuntaban a la posible ocupación del Castillo durante el período Neolítico Antiguo o Neolítico IB, es decir, hacia mediados del quinto milenio antes de Cristo.

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